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Hola! Muchas
gracias por acompañarme en este nuevo episodio. Si estás escuchándome hoy me
imagino que eres docente de idiomas o estás por serlo. Estar aquí te hace super
valiente, porque eso quiere decir que estás dispuesto o dispuesta a cambiar, a
innovar o mejorar tus habilidades de enseñanza.
Este es el
segundo de una serie de episodios dedicados a los docentes. Si no has escuchado
el episodio anterior, en él estuvimos conversando sobre varios aspectos de la
enseñanza, como el entorno, la tecnología, el acento y gramática. Hoy nos vamos
a concentrar en aspectos interpersonales y del clima de la clase. Nuevamente,
agradezco al profesor Bryan quien nos ha enviado un montón de ideas para este
episodio y que he tratado de resumir de la manera más acertada. Por cierto, les
adelanto que tendremos una tercera parte.
Damos
inicio. Parece obvio, pero es sumamente importante llamar a los y las
estudiantes por su nombre o incluso el nombre que les gusta. Sé que a veces es
difícil, especialmente cuando el grupo es grande. Normalmente en los cursos de
idiomas vamos a estar compartiendo con nuestros estudiantes al menos un par de
meses, de manera que lo mínimo que podemos hacer es aprendernos sus nombres. Eso
de: usted, el de la camisa azul, ¿por qué levantó la mano? Mmmm, no, en
definitiva, esta práctica afecta negativamente nuestra relación con el
estudiantado, y de cierto modo, demuestra desinterés por la persona. Inclusive,
podemos usar otras versiones de sus nombres si a ellos les gusta, y obviamente,
es respetuoso. Por ejemplo, si a Katherine le gusta que le digan Kathy, ¿Por
qué no hacerlo? Tal vez esta chica tiene la sensación de que cuando le dicen
Katherine la están regañando o llamando la atención, como si la estuviera
llamando su mamá.
Esta segunda
recomendación me encanta y soy testigo de que el profesor Bryan lo aplica todos
los días y tiene que ver con la distribución del aula. Debemos ofrecer algo
diferente en nuestras clases, y aquí me refiero específicamente a clases
presenciales. Recordemos que lo que enseñamos ya no solo nosotros lo sabemos,
los estudiantes pueden encontrar esa información en Tik Tok o en un tutorial de
YouTube, entonces, ¿qué podemos ofrecer diferente? Por ejemplo, la ubicación de
los estudiantes en el aula. Si el espacio lo permite, entonces podemos ubicar
los pupitres en semi círculo en lugar de las tradicionales filas, esto
beneficia a la persona estudiante al sentirse más acompañada durante el proceso
de aprendizaje. Y por cierto… es probable que nunca pensemos en el aroma de
nuestra aula. ¿O sí? Bueno, ¿por qué no hacer que nuestra aula huela bien y que
sea un lugar agradable para estar? Un aromatizante se consigue en cualquier
supermercado, y realmente puede hacer una diferencia inclusive en el estado de
ánimo de una persona, tal vez porque le genera un recuerdo o una emoción. Como
lo vimos en el episodio anterior, un aprendizaje que causa una emoción es un
aprendizaje significativo. Otra cosa super importante es la ventilación y la
iluminación. Un lugar oscuro creará un espacio para dormir, pero no para
aprender. Unas puertas y ventanas cerradas no harán más que causar estrés en
los estudiantes, en su lucha entre aprender o disipar el calor.
¿Y qué hay
de las plantas? Pues les comento que desde los 90s ya se investigaba su efecto
en la oficina, que estoy segura tiene el mismo impacto en el ambiente
educativo. De hecho, se ha investigado su efecto psicológico sobre las personas
y se ha visto que en las oficinas que tienen plantas las personas sienten menos
estrés; además, de que se recuperan más rápidamente del estrés en comparación
con las personas que pasan el tiempo en oficinas que no tienen plantas. Creo
que todos conocemos el estrés o ansiedad que le genera a los estudiantes
aprender un idioma, especialmente cuando son principiantes. Así que, si tienen
espacio suficiente, agreguen plantas naturales como parte de la decoración de
su clase. Y, por cierto, se ha visto también que la presencia de plantas
aumenta la productividad.
Voy con otro
punto. ¿Qué tanto conoces a tus estudiantes? ¿Son extrovertidos, les gusta
trabajar en grupo o solos? ¿Prefieren las tareas o hacer todo en clase? Bueno,
estos son aspectos por considerar al planificar la clase y las diferentes
actividades. Si la mayoría de nuestro grupo es introvertido, tal vez no sea lo
mejor hacer exposiciones todos los días, porque eso les podría generar
ansiedad. Podríamos iniciar planificando conversaciones entre dos personas,
luego pasamos a 3 y así sucesivamente hasta que se sientan más cómodos hablando
frente al resto del grupo. ¿Y qué pasa si tenemos una persona extrovertida o
muy activa en medio de varias personas introvertidas? Podemos nombrarla
ayudante o asistente de clase. Yo, por ejemplo, he tenido estudiantes así, de
manera que les asigno actividades como pegar los rótulos en la pared, recoger los
documentos o tareas de sus compañeros, conectar el proyector y etc., de esta
manera se mantienen activos e interesados en la clase.
Ahora bien,
recordemos que no lo sabemos todo ni tenemos por qué saberlo; y tampoco todos
los grupos de estudiantes son iguales. Así que démonos el permiso y el espacio
para escuchar a los estudiantes y que ellos nos digan que les gusta hacer, que
den propuestas y estoy segura de que, si aplicamos en clase algo de lo que
ellos nos recomendaron, se van a sentir escuchados y agradecidos, por lo que
probablemente nos den más ideas para trabajar en clase.
Por otra
parte, es necesario también que los y las estudiantes tengan espacios para su
auto reflexión constructiva, donde se vuelvan conscientes de sus logros y de lo
que deben mejorar. En este sentido, el uso de auto evaluaciones podría ser útil
para que ellos mismos logren identificar estos aspectos.
La siguiente
recomendación tiene que ver con la empatía. Si sucedió algo con el grupo o una
persona en específico, tal vez sea necesario detener la clase, conversar lo
sucedido o escuchar a la persona. Es importante que como docentes no nos
preocupemos o estresemos porque nos vamos a atrasar con la planeación. Si es
necesario, podemos enviar tarea o realizar una actividad tipo aula invertida
para recuperar el tiempo que se tomó para compartir en grupo o dialogar. Y es
que compartir en grupo ayuda a desarrollar habilidades como la escucha, la
empatía, el respeto…y esto se puede llevar a cabo incluso con actividades como
compartir un desayuno, ver un cortometraje o celebrar un cumpleaños. Recordemos
que las habilidades del ser y el convivir son tan importantes para la vida como
el hacer y el saber.
Cierro el
episodio de hoy con una metáfora que me dio el profesor Bryan y que se las dejo
acá tal como él me la dijo con puntos y comas:
“imaginemos por un momento que somos los choferes de autobús sobre este
camino educativo. Pregúntese, ¿Qué chofer quiero ser? ¿El que saluda, que tiene
limpia y organizada su unidad de autobús y que aclara las dudas a los pasajeros
perdidos y que se despide con una sonrisa? O por el contrario, ¿el chofer al
que no le gusta ordenar y limpiar su unidad de autobús o que no le gusta
contestar preguntas y va enojado todo el recorrido? Al final, todo recae en que
siempre seremos pasajeros o choferes en los diferentes autobuses de la vida, no
solo en la educación”.
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